SPEECH

por Juan Quispe 


Ella, no tiene brazos. Cuando era niña, mientras jugaba en el taller de carpintería de su padre, vio que su padre dejó encendido el torno. En su inocente mente, intentó apagarla. Pero su ropa se enganchó en el mismo e hizo que perdiera sus brazos.
Toda la vida, se valió de una fuerza familiar e interior para enfrentar las miradas y prejuicios del otro. Pero su mayor rival era ella misma.
Tenía muy pocos amigos en la vida real. Pero en las redes sociales tenía miles de amistades. Los likes y compartidos le sobraban. Pero algo sentía que no iba bien.
Quería ser reconocida, pero en realidad le aterraba que la conocieran. En las redes sociales proyectaba un personaje súper completo y feliz, pero mientras eso pasaba, por dentro, se sacrificaba la personal real.
Un día escribió en la redes sociales cuan mal se sentía. Sus redes sociales explotaron de mensajitos y caritas y emojis y ni hablar de compartidos. Pero sólo llegaron a verla y abrazarla, sus padres, sus hermanos y esos amigos que la conocían de verdad.
Allí comprendió que era hora de un cambio. De salir de esos muros, que sólo la encerraban más. Que sólo la hacían vivir un mundo de intenciones y fantasías. Decidió salir de tantos muros y principalmente de ese, que llevaba su nombre.
Dicen que su vida cambió radicalmente. No es popular en las redes sociales, pero su vida es más real que virtual.
A veces vivimos mostrándonos en apariencias para encajar en el  otro o  al sistema. ¿O, cuando nos preguntan, como estamos, acaso no estamos programados a responder? Estoy bien…todo bien… quizás no todos. Pero lo escucho muy seguido y hasta me pasa. Si el sistema nos esconde más, y nos ha cautivado en consecuencia, nunca es tarde para salir. Con darnos cuenta que nos pasa, es el primer paso para hacer caer hasta los muros más fuertes.

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