Germán Walter “Churqui” Choquevilca (1940-1987) es un poeta nacido en Tilcara, que nos acerca a las gestas del Viltipoco, que nos acerca a nuestras raíces andinas, sin dejar de lado la cosmovisión cosmopolita. Murió a los 46 años el 21 de diciembre de1987, el día de Kapac Raymi , en donde se adora al sol que trae el verano y la vida. Murió, dicen, de mezcla: vino y penas mal curadas. Dejó su rastro en quienes lo conocieron. Miles de anécdotas se cuentan sobre él. Exploró el género lírico, en sus diferentes subgéneros. Pasó del soneto a la copla, de la copla al romance. Es imposible quedar inmune a la belleza de sus palabras 1. El Río Grande es un río que atraviesa la provincia de Jujuy. Cuenta la leyenda que, si se toma agua de su cauce, el visitante volverá a Jujuy. RÍO GRANDE Parecías cansado de venir de tan lejos, infinito de barro, maduro de distancias, rota tu mansedumbre por muros y defen...
Textos publicados en "Obra Narrativa". Edición al cuidado de María Belén Alemán. Fondo Editorial Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta. Salta. 2013 Mala puntería El niño esa noche salió con la honda y su bolsita llena de piedras. De a una comenzó a bajar las estrellas que escondió en su cuarto. Sus padres le recriminaron duramente su descuido ya que no sabían qué hacer con ese ángel malherido. *** Palabras sueltas Como las hojas que brotan con la primavera. Como la cola de mi perro moviéndola cuando me ve. Como el olvido que me persigue hasta alcanzarme. Como las palabras sueltas, que me colocan en apuro cada vez que ponen al descubierto mis miserias. *** Carnada viva A José Baldomero Cabezas Desde hacía un tiempo el viejo marino atrapaba uno que otro tiburón que esporádicamente aparecía provocando terror a los bañistas. El pescador apresaba a los escualos con arpones, ballestas o redes. De un tiempo a esta parte proliferaron enormes tiburones ...
DE NUNCA ACABAR Nélida Cañas (Macedonia - Buenos Aires) Ya en Microrrelatos (1999) –un libro sin duda axial para el estudio del género en el ámbito hispanoamericano– David Lagmanovich explicitaba la necesidad de definir un corpus de mayor amplitud, que incluyera no sólo a los escritores considerados canónicos hasta ese momento: Juan J. Arreola, Jorge L. Borges, Julio Cortázar, Marco Denevi y Augusto Monterroso. Pues bien: ha sido en este intento de leer también en los márgenes de la narración donde la escritura de Ángel Bonomini –especialmente la que encontramos en El libro de los casos (1975)– ha mostrado que la prosa y la poesía demandan casi un mismo grado de concentración tanto en el cuidado de la forma, como en la búsqueda incesante de la belleza. De ahí –por supuesto– la condición anfibia que Eduardo Berti se ha permitido atribuir recientemente a este libro de Ángel Bonomini, dadas las modulaciones a todas luces intensivas de su prosa. Ahora bien: traemos a colación...
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