Fantasy Island

 Texto de Laura Rojo

Acerca sus narinas al recipiente con mezcla de hebras para infusión, al abrirlo se desprende del fondo un dulzor propio a la vainilla, y recuerda que la vainilla es una de las orquídeas más delicadas que conoció en los jardines de Quito. Vuelve los ojos a la etiqueta con curiosidad y lee: “Fantasy Island” Té negro Ceylon con cáscaras de naranja, extractos naturales de vainilla, y flores de malva y caléndula. Se sonríe (su olfato no la engaña) había olvidado que el blend tenía vainas de vainilla entre sus ingredientes, y son sus sentidos los que le revelan, lo que su memoria no. Toma una cuchara para calcular la medida precisa de la mezcla en el infusor y vuelve su rostro próximo para deleitarse nuevamente con el aroma; el agua está en su punto justo para resaltar aromas y sabores que confluyen. Deja reposar, tapando la preparación de cuatro a cinco minutos. Coloca dos individuales de tela sobre la mesa de algarrobo del living-comedor de la casa, un ramito de arvejillas en agua y algo que acompañe el sortilegio del té en la panera de mimbre. Las dos tazas están templadas, para el “Gongfu Cha” una de cada lado; ella se sienta del lado izquierdo, a la derecha reposa un libro. Se ha cumplido el tiempo de la infusión, hace un último repaso en voz alta:
WA: Armonía, el balance de lo humano y la naturaleza.
KEI: Respeto por el resto de las personas.
SEI: Pureza del corazón, para mantener la concentración y estar en calma durante el evento.
ILIAKI: Tranquilidad, que evoca la tradición. La Ceremonia del té, le ha enseñado que todo lo verdadero, tiene su tiempo de ser. Consagra el instante en que un fluido tibio de notas decanta, al probar el primer sorbo, mientras lo degusta, cierra sus párpados y aparecen paisajes en su imaginación, luego los abre, mira el libro a su derecha, y como al descuido menciona las palabras de Whitman “Creo en ti alma mía.” Celebra estar en su hogar, celebra los archipiélagos de fantasía que acuden a su mente, celebra la calma de los días en el presente, y celebra los días venideros que augura llegarán. Es que beber una taza de té en estado poético es tan parecido a amar, que la casa se llena de presencia. 

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