microrrelatos de César Antonio Alurralde
Textos publicados en "Obra Narrativa". Edición al cuidado de María Belén Alemán. Fondo Editorial Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta. Salta. 2013
El niño esa noche salió con la honda y su bolsita llena de piedras. De a una comenzó a bajar las estrellas que escondió en su cuarto. Sus padres le recriminaron duramente su descuido ya que no sabían qué hacer con ese ángel malherido.
***
Palabras sueltas
Como las hojas que brotan con la primavera. Como la cola de mi perro moviéndola cuando me ve. Como el olvido que me persigue hasta alcanzarme. Como las palabras sueltas, que me colocan en apuro cada vez que ponen al descubierto mis miserias.
***
Carnada viva
Desde hacía un tiempo el viejo marino atrapaba uno que otro tiburón que esporádicamente aparecía provocando terror a los bañistas. El pescador apresaba a los escualos con arpones, ballestas o redes. De un tiempo a esta parte proliferaron enormes tiburones merodeando la costa que obligó a clausurar la playa. Consecuentemente la población se fue diezmando progresivamente por efecto del éxodo y otras razones. Muchos comentan que los pescadores ahora los pescan con enormes y afilados anzuelos, encarnando como cebos a los pocos hombres y mujeres que quedan.
***
Libertad
Su celda está vacía. Anoche soñó que se encontraba en un pueblo muy lejano, donde nadie lo conocía.
Y allí se quedó.
Mala puntería
El niño esa noche salió con la honda y su bolsita llena de piedras. De a una comenzó a bajar las estrellas que escondió en su cuarto. Sus padres le recriminaron duramente su descuido ya que no sabían qué hacer con ese ángel malherido.
***
Palabras sueltas
Como las hojas que brotan con la primavera. Como la cola de mi perro moviéndola cuando me ve. Como el olvido que me persigue hasta alcanzarme. Como las palabras sueltas, que me colocan en apuro cada vez que ponen al descubierto mis miserias.
***
Carnada viva
A José Baldomero Cabezas
Desde hacía un tiempo el viejo marino atrapaba uno que otro tiburón que esporádicamente aparecía provocando terror a los bañistas. El pescador apresaba a los escualos con arpones, ballestas o redes. De un tiempo a esta parte proliferaron enormes tiburones merodeando la costa que obligó a clausurar la playa. Consecuentemente la población se fue diezmando progresivamente por efecto del éxodo y otras razones. Muchos comentan que los pescadores ahora los pescan con enormes y afilados anzuelos, encarnando como cebos a los pocos hombres y mujeres que quedan.
***
Libertad
Su celda está vacía. Anoche soñó que se encontraba en un pueblo muy lejano, donde nadie lo conocía.
Y allí se quedó.
Digan con sus propias palabras lo que entendieron en cada cuento
ResponderEliminar