Microrrelatos de Fernanda Salas

Fernanda Salas participó del "Taller de bestiarios y microficción" coordinado por Ildiko Valeria Nassr en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales- Universidad Nacional de Salta - Mayo de 2013

1.
Tengo la solución para este problema_ dijo. Y le entrego un revolver.





 2. 
Sentada en la escalera espera una llegada. Ve pasar las horas, la gente, la calle, los edificios, los automóviles y nada. Ve pasar a los perros, a los gatos que se quedan lamiendo sus partes menos deseadas. Se muerde en la espera y ve pasar las nubes silenciosas, rosadas, los pájaros, los aviones. Ve pasar las agujas, más gente, más calle, las ambulancias, más perros que ahora le hablan, le preguntan ¿cómo estás?, las vacas que paren nubes blancas llenas de leche que ahora cae, cae sobre su cabeza y la moja a pesar del techo, a pesar de las paredes, a pesar de la fuerza que hace para no quedarse ahí, a pesar de la puerta que se cierra para confinarla.





3.

¿Quién lo hubiera pensado? Venís tras mis pasos. Tras las migas de besos que te voy dejando. Despacio. Una caricia. Despacio. Un suspiro y más. Ya mis dedos tocan tus manos, como garras que apenas te rozan. El deseo vibra. Tu boca abierta me recibe. Tu cintura que ayuda. /Entremos /¿Aquí? ¿En un baño público?/Donde sea, donde quieras, lo que quieras/ Te tirás hacia atrás y recibís en tu cuello a mi boca de lobo. Te estremecés toda, tu respiración ayuda. / Así, entregate más/ Hasta que mis manos no resisten y como tenazas se prenden de tu cuello. Vos llorás, peleás pero es inútil. Ya se escucha tu última gota de respiración y tus ojos exhalan sus últimas lágrimas. Ahora te sentás en la cama. El cuerpo te tiembla. No ha pasado nada.




4. 
Querida sé que lo hemos hablado antes y adoro la idea de estar con vos. Entiendo cuando me decís que juntos parece que la vida no pasa. Es cierto, cada vez que nos encontramos entramos en una especie de burbuja donde el tiempo parece ir más lento, parece detenerse. Tus besos y tus caricias se vuelven más claros, más suaves y perfectos, las horas se detienen allí extasiadas en tu cuerpo siempre en tu cuerpo. Vos me decís que cuando no estoy mi recuerdo te llega desde el oído, escuchas mi voz que te habla a lo lejos y te llamo. El mío es táctil, me llegan desde mis dedos cuando te tocaban tu espalda, tu cintura y más abajo hasta  tus piernas. Siempre disfrutamos ese tiempo y no lo podíamos tener. Ahora es posible, que te tengo en la heladera.

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